jueves, 8 de diciembre de 2022

Rosquillas de anís

Ingredientes

500 g. de harina de trigo (de repostería mejor)
150 g. de azúcar blanquilla
3 huevos M
100 ml de aceite de oliva virgen extra suave
La ralladura de una naranja y de medio limón
4 cucharadas de anís dulce
1 sobrecito de levadura, 16 g. (tipo Royal ó 1 sobre doble de gasificante blanco-azul)
Aceite para freír (uso de girasol que no le aporta sabor y quedan más ligeras)
1 pellizco de sal (3 gramos)
Más azúcar mezclada con un poco de canela molida para rebozarlos.


Preparación de la masa de las rosquillas

Lavamos y rallamos la naranja y el limón, sin llegar a la parte blanca, sólo de manera superficial. Separamos las yemas de las claras. En un vaso de la batidora, batimos las claras a punto de nieve con un pellizco de sal, añadimos las yemas y mezclamos envolviendo para que no se bajen las claras. Reservamos.

Añadimos el azúcar, el aceite de oliva suave, el anís (si las rosquillas las van a comer niños, puedes sustituir el anís por zumo de naranja) y la harina a la que hemos añadido el sobre de levadura.
Batimos primero el azúcar con el aceite, el anís y los cítricos. Mezclamos con la mezcla de huevo que hemos batido y está esponjosa. Poco a poco añadimos la harina, batimos con vigor para que no se formen grumos hasta lograr una masa que ya no se peque en los bordes del bol.

Tenemos que conseguir una masa que se pegue pero manejable. Podemos untarnos las manos con aceite para manejar mejor la masa, pero sólo un poco, tampoco queremos añadir más aceite del necesario a la masa.

Preparamos una bola con la masa y la envolvemos en plástico film transparente, dejamos que repose en la nevera un par de horas.

La masa para nuestra rosquillas de anís debe ser una masa fácil de trabajar aunque a veces dependiendo de la harina y su nivel de absorción esta puede quedar algo más ligera.

Para solventar este problema una vez estés en el paso de dejar reposar la masa puedes meterla en el frigo de esta manera la masa se enfriará y será mucho más fácil su manipulación.

Preparación de las rosquillas

Pasado el tiempo de reposo de la masa, ponemos al fuego una sartén con abundante aceite de girasol y en ella vamos a hacer la fritura, serán nuestras famosas rosquillas. Un truco para aromatizar el aceite es freír dos tiras largas de cáscara de limón (sin nada de blanco de la fruta, sólo la piel) en el aceite a baja temperatura. Las dejamos en el aceite durante 10 minutos a temperatura baja, 2 sobre 10 puntos de temperatura de la inducción es suficiente.

Pasamos a lo más divertido de la receta, hacer las rosquillas. Untamos de aceite de oliva virgen extra la encimera y las manos, hacemos unas bolitas del tamaño de una pelota de golf, más o menos todas iguales. Salen unas 30 bolitas. Dividiremos nuestra masa en pequeñas bolas de entre 5 y 10 gramos dependiendo del tamaño que queramos nuestras rosquillas.

Esta es la forma más fácil pues solo tendremos que abrir un agujero en el centro ayudados de los dedos. De esta forma conseguiréis que queden todas iguales y muy esponjosas. Si las queréis más crujientes podéis hacer churritos de masa más finos como si fuese plastilina. Las unimos por los extremos. Os dejo a vuestra elección la forma que más os guste.

Fritura de las rosquillas de anís

Sacamos las cáscaras de limón del aceite de girasol. Freímos las rosquillas teniendo mucho cuidado de que no se quemen. Es importante pues después de todo el trabajo no queremos que se nos pasen o se queden crudas por dentro. Para ello, el aceite que tenemos en la sartén lo ponemos a fuego medio sin que llegue a humear.

Freímos en tandas de no más de 6 rosquillas, para que no se enfríe mucho el aceite. Tampoco os asustéis si caen al fondo, vuelven a subir, pues con la temperatura engordan un poco. Cuidado con la temperatura del aceite, inicialmente puedes subirlo para que coja temperatura. Luego deberás bajarlo o se te harán demasiado por fuera y quedarán crudos por dentro.

Mientras más gorditos sean los roscos más jugosos quedarán por dentro y crujientes por fuera. Cuando estén doraditas por ambos lados. Las colocamos sobre papel de cocina absorbente para eliminar el exceso de aceite. Dejamos que enfríen y reservamos para el glaseado.

Os aseguro que el resultado es fantástico, de rechupete, por supuesto. Ahora sólo toca disfrutarlas en un desayuno o merienda.

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